Los cuatro pilares para un buen manejo de la enfermedad de Párkinson

               Pablo Campo Prieto

Fisioterapeuta especializado en la enfermedad de Parkinson. Doctor en Ciencias de la Salud por la Universidad de Vigo. Investigador en el Grupo HealthyFit, Instituto de Investigación Galicia Sur (IISGS) SERGAS-UVIGO.

 

Un saludo cordial a tod@s. Es un placer poder colaborar con la Asociación Parkinson de Vigo de la que me siento un miembro más. Aquí os dejo un texto que espero os pueda resultar de ayuda.

 

Como sabemos, la enfermedad de Párkinson es una patología neurodegenerativa y crónica, clasificada como un trastorno del movimiento y con una gran prevalencia (casos activos). Tanto, que se estima que en unos años será la enfermedad neurodegenerativa más presente desbancando al Alzheimer.

Este carácter crónico implica que vamos a convivir muchos años con ella y que a pesar de los tratamientos disponibles (farmacológicos y no farmacológicos) nuestra vida va a cambiar desde el primer día del diagnóstico. Por todo ello es importante interiorizar que debemos adaptarnos a la nueva situación y cambiar y/o adaptar nuestro ritmo y nuestro estilo de vida en la medida de nuestras posibilidades.

Se podría decir que este cambio de conducta debe sostenerse en cuatro pilares: estilo de vida activo, alimentación, descanso y relaciones sociales activas.

Estilo de vida activo: nos estamos refiriendo a mantener un ritmo que se aleje lo máximo posible de las actitudes sedentarias. En función de nuestra edad y afectación podremos tener más o menos, pero debemos mantenerla siempre. La actividad física implica hacer tareas en casa, en el jardín o huerta, pequeños trabajos de nuestros hobbies o simplemente caminar para realizar nuestros quehaceres diarios. El ejercicio físico implica una actividad de mayor gasto energético, normalmente pautado y estructurado y que debiera ser tutorizado (al menos en un primer momento) por vuestro fisioterapeuta, pues os podrá orientar. Si vuestro neurólogo os dice que hay que hacer ejercicio es porque la evidencia científica apoya su utilidad, pero es cierto que como el fármaco debe tener una pauta, frecuencia, duración e intensidad e incluso el tipo más adecuado para vuestra edad y condición de salud y/o buscar un punto medio con vuestros gustos personales. El deporte adaptado es otra solución, aunque normalmente en los perfiles más jóvenes, aquí nuevamente el fisioterapeuta puede serviros de ayuda y trabajar junto a un entrenador personal para definir los riesgos y beneficios de la práctica de una determinada modalidad. Una cosa está clara, las personas con un mayor nivel de actividad física llevan mejor la enfermedad con el paso de los años y así lo demuestran estudios con seguimientos a varios años.

Por otro lado la estimulación cognitiva va de la mano, utilizar tareas que sean retos para nuestro cerebro, leer, dibujar, resolver acertijos, cálculo mental, memoria.. la evidencia científica entrelaza los beneficios de actividades físicas con altos contenidos cognitivos como mantener la atención, nuestra velocidad mental, capacidad rápida de elección, etc… Actividades con realidad virtual parecen ser útiles en este sentido y ahora mismo están siendo investigadas por nuestro grupo en la Universidad de Vigo. Aquí tanto vuestro fisioterapeuta como el neuropsicólogo pueden facilitaros herramientas o proponeros terapias para incorporar a vuestras rutinas.

Para un estilo de vida activo hay que mantener un ritmo que se aleje lo máximo posible de las actitudes sedentarias.

Alimentación: cada vez cobra más importancia en todas las esferas de la vida. Resulta que la dieta atlántica es al menos tan buena como la mediterránea puesto que regiones de Ourense acumulan tantos centenarios como Okinawa en Japón, ambas, comparten una de las esperanzas de vida de récord a nivel mundial. Últimamente, existen estudios que relacionan la microbiota intestinal como el comienzo o severidad de la enfermedad (incluso cuestionan si ha podido tener su origen ahí antes que en el cerebro). Algunas alimentaciones basadas en proteínas pueden interferir con la absorción de la medicación e incluso el estreñimiento puede verse agravado o favorecido por lo que comemos. Por lo tanto, la actividad física y sobre todo, la figura del nutricionista aparece como un gran aliado del paciente (y ya lo tenemos en la cartera de servicios del Sergas) Gran noticia!

Descanso: un buen descanso es aquel en el que el sueño es reparador. A menudo existen trastornos del sueño asociados a la enfermedad por lo que si no conseguimos descansar comprometemos toda nuestra calidad de vida del día siguiente. De forma general se recomienda no tomar largas siestas diurnas, no consumir excitantes (café, té..) o comidas copiosas cerca de la hora de irnos a la cama. También es importante irnos a dormir cuando el cuerpo nos lo pide y si se tienen problemas para conciliar el sueño, o tenemos constancia de sueños muy vividos consultarlo con el neurólogo y evitar tomar remedios “naturales” que a veces podrían interferir con nuestra medicación.

Relaciones sociales activas: la última y no por ello la menos importante. Debemos evitar el aislamiento social. Nuestra salud depende en gran medida de ello, salir, relacionarse, participar en actividades, charlar, visitar o agendar reuniones de visita. Cada vez que nos relacionamos ponemos en marcha muchos procesos cognitivos, conductuales y emocionales… mantenemos alejados sentimientos de soledad, apatía o depresión y practicamos procesos de lenguaje, expresividad, voz, manejo de emociones, etc…

Así, de primeras, se me ocurren varios ejemplos para un día cualquiera donde podemos poner en práctica todos estos pilares de la salud. Quedar una mañana con amigos para realizar un paseo a buen ritmo. Al terminar sentarse en una terraza contemplando el mar y escuchar lo que nos dicen, contar nosotros alguna cosa mientras disfrutamos de un zumo. Seguramente, este gasto de energía matutino nos ha abierto el apetito, compartir mesa con la familia y departir sobre lo que nuestros amigos nos han contado. Comida saludable y adaptada a nuestras necesidades. Quizás en la sobremesa, nos apetezca una siesta, mientras leemos un libro o el periódico podamos echar una breve cabezada. Por la tarde puedo hacer alguna tarea en casa, física o cognitiva o quizás ayudar a mi marido/mujer, hij@ o niet@. Para cuando llegue la tarde noche es posible que esté cansado y que viendo un programa que me gusta o el partido de fútbol me vaya acercando a un descanso que sea lo mas reparador posible… si esta receta funciona al día siguiente me levantará con más energía, animado y motivado para continuar acompañando al Párkinson con garantías.

Pablo Campo Prieto

Fisioterapeuta y Doctor en Ciencias de la Salud

Grupo de Investigación HealthyFit (Universidade de Vigo)

Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur (SERGAS-UVIGO)

 Más información en su libro “Fisioterapia y enfermedad de Parkinson: Guía para terapeutas afectados y cuidadores”: https://www.agapea.com/Pablo-Campo-Prieto/Fisioterapia-y-enfermedad-de-Parkinson-Guia-para-terapeutas-afectados-y-cuidadores-9788481589443-i.htm

Perfil profesional en Linkedin: https://www.linkedin.com/in/pablo-campo-prieto-pt-phd-b3ab77146/?originalSubdomain=es

 

 

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