La mente
La enfermedad de Parkinson (EP) es una alteración multisistémica, donde las características motoras clásicas representan sólo un aspecto de la enfermedad de Parkinson.
James Parkinson en el año 1817 describió la enfermedad que lleva su nombre a partir de seis casos, y lo hizo de modo tan minucioso y detallado que apenas se ha cambiado nada de ella, aunque al describir la enfermedad no incluyó entre sus síntomas alteraciones cognitivas ni emocionales, aspectos que han estado en un segundo plano y cada vez adquieren una mayor importancia.
Los síntomas motores de la enfermedad de Párkinson, junto con los síntomas psicológicos y neuropsiquiátricos, efectan al enfermo y al cuidador.
Existen una amplia gama de síntomas:
- Cambios cognitivos.
- Del estado de ánimo: Depresión, Ansiedad, Apatía, Aumento / disminución de la sensibilidad emocional.
- Dificultad para el control de impulsos.
- Síntomas psicóticos, alucinaciones
- Problemas en el Sueño.
Tras el diagnóstico, los pacientes pueden sufrir una reacción psicológica por padecer una enfermedad crónica.
- Disminución de sus habilidades para pensar: pueden notar lentitud en la forma en que pueden procesar información, al igual que disminución en sus habilidades de organización, bradifrenia.
- Anomalías del lenguaje: articulación y expresión.
- Dificultad para planificar y completar actividades.
- La depresión puede resultar difícil de detectar en la enfermedad, al superponerse sus síntomas con los propios del párkinson. Los afectados de párkinson, aunque no estén deprimidos pueden presentar enlentecimiento motor, mental, falta de energía, fatiga, alteración del sueño, disminución de la iniciativa, aislamiento social. Del mismo modo la depresión puede afectar al rendimiento.
- La apatía en la EP: una condición común en la EP es la apatía, que se define como falta de motivación e iniciativa. Disminución general de sus emociones, interacción social y habla CON disminución de la motivación.
El impacto de la apatía reduce la calidad de vida en pacientes con EP, siendo posible que los pacientes puedan sufrir apatía en ausencia de depresión. - Es frecuente que los EP experimenten ansiedad, pero la diferenciaremos de la acatisia (dificultad para permanecer quieto, producida por los fármacos anti parkinsonianos) y la inquietud ansiosa.
- Pérdida del control de impulsos, implica actividades repetitivas, molestas para el paciente y que se encuentran fuera de su control. Se definen como la imposibilidad de resistirse a un comportamiento o tentación dañino para el paciente y/o terceros, ante la necesidad de obtener placer o gratificación inmediatas. Conductas gratificantes como el juego, el sexo o las compras se convierten en un TCI cuando ocasionan displacer. La realización del acto compulsivo alivia de forma pasajera la tensión y la ansiedad pero suele ir seguida de sentimientos de culpa o remordimientos.
- Las ideas delirantes se definen como pensamientos o ideas fijas que con frecuencia son ilógicas, irracionales y disfuncionales. La persona cree firmemente estos pensamientos o ideas aun cuando no están basados en la realidad, por ejemplo los celos o la ideación de persecución.A menudo los pacientes se muestran desconfiados, contenciosos, desafiantes y en ocasiones agresivos.
Es aconsejable ofrecer a los pacientes un protocolo de evaluación psicológica que evalúe las diferentes áreas que comportan la vida del paciente y sus potencialidades. La EP no debe ser definida ni tratada como un trastorno absolutamente motor, por lo tanto su tratamiento no debe limitarse a la medicación y la cirugía, sino que precisa una intervención multidisciplinar con la implicación de varios profesionales que aborden los síntomas en el día a día del paciente.