La integración
El contacto social, la actividad interactiva y la comunicación dan respuesta a una de las necesidades más importantes del ser humano, la de compartir experiencias con otras personas y comunicarse. Dichas actividades, a integrarse en la vida de las personas y al incentivar el desarrollo de distintas capacidades, tienen en sí mismas un valor terapéutico, al tiempo que proporcionan un espacio de independencia para la persona.
Como consecuencia de la propia EP, las formas y modos de ocio van cambiando y la personas puede dejar de disfrutar, o disfrutar a menos de sus actividades preferidas como quedar con los/as amigos/as, jugar a las cartas, practicar algún deporte, viajar, pasear… ¿A qué puede ser debido? A las alteraciones en la movilidad, otras veces a aspectos psicológicos habituales en la enfermedad, o a una percepción distorsionada de la autoimagen social que consideramos como consecuencia de los síntomas, esta puede suponer un obstáculo a la hora de relacionarse con otras personas.
La vida social y el ocio es un ámbito de especial interés en el desarrollo de la vida. Incorporar actividad e interacción en la vida diaria, apropiadas a las capacidades de la persona, tiene una serie de beneficios como motivar a la persona para establecer sus propias metas y superar retos, produciendo satisfacción personal o el sentimiento de integración.